lunes, 17 de diciembre de 2012

Todo tiempo pasado fue mejor

     "Todo tiempo pasado fue mejor". Esta frase inmortalizada por distintas generaciones que cuando llegan a cierta edad, y realizando comparaciones poco objetivas, la manifiestan sin vergüenza.
     En general, nadie que la escucha la discute, pues se manifiesta cuando se encuentra presente, un sujeto que jamás transitó en el período de tiempo a que se hace alusión.
      Indefectiblemente surge el cuestionamiento sobre la veracidad de esta frase. ¿Es tan así?    
      Lo real, para cada sujeto puede ser muy distinto. Sin embargo, pese a que puede haber diferencias realmente significativas, esta realidad es veraz.  El problema radica, que cada pensamiento o perspectiva, esta viciada y condicionada por la historicidad del sujeto. 
      Cuando se produce algún acontecimiento, a medida que pasa el tiempo, actúa un mecanismo represivo, quedando resaltado lo positivo y lentamente, "va desapareciendo" lo malo. 
     Un claro ejemplo es el primer beso. El ser humano difícilmente pueda olvidarlo (no significa que no lo haga). La imagen que se tiene es mayúscula, pues está impregnado con una pátina ansiógena, mezclada con la adrenalina de la situación.  Es muy probable, que técnicamente haya sido un desastre, pero la emoción y todo lo que involucra, genera una magnificación de lo realizado.
    Personalmente, recuerdo de manera muy vívida, fuerte e intensa la experiencia del primer beso, acontecida cuando tenía no más de cinco años (muy pequeño, sí, pero se contará en otra ocasión). Es muy probable, que haya sido un desastre, pero quedó tan marcado que el recuerdo "bonito" (¡Qué palabra pedorra para esto!) que pasaron muchos años y éste, aún perdura y perdurará a través de los años (el recuerdo de la situación, porque la niña mejor no verla).


     

jueves, 13 de diciembre de 2012

Mariposas en el estómago.

    El cuerpo humano es considerada una "máquina" perfecta.  Todo trabaja armoniosamente para permitir las funciones vitales y también, las no tanto, pero que son muy importantes para la constitución del Ser.
     Entre las distintas funciones, existen mecanismos defensivos como la adrenalina, hormona que se libera en situaciones de peligro (según la biología). 
      Cuando un ser humano, se vincula con un sujeto por el que siente atracción (no discriminamos, por eso usamos el genérico), el cuerpo empieza a liberar adrenalina.  Esta proceso, genera un cambio en el cuerpo como celeridad en los latidos del corazón, dilatación de las pupilas, cierto cosquilleo en el estómago, etc.  El cambio no es solamente a nivel físico, sino que hay un cambio en la forma de procesar la información y por ende, el comportamiento frente a ese Otro, si se produce el encuentro.  Todo esto es conocido como la sensación de que se tiene "mariposas en el estómago".
       Como consecuencia de todo esto, da la sensación (y lamentablemente se nota en demasía) de que nos volvemos torpes, la respiración aumenta su velocidad, la voz sale distorcionada, etc. Esto va mermando en la seguridad del sujeto incidiendo en el discurso del sujeto que lo sufre. 
      Cuando el cuerpo se equilibra, comienzan los autoreproches sobre el cómo debería haber sido el encuentro, pero ya es demasiado tarde. 
      A medida que va pasando el tiempo y los encuentros, la adrenalina deja de ser liberada con tanta intensidad y se va "normalizando" el vínculo que se produce con el Otro.   
      Los seres humanos van madurando, generando un aumento en la seguridad del sujeto. Este proceso, con el acostumbramiento,  va bajando en intensidad y frecuencia, dejando como consecuencia, que rara vez se vuelven a sentir "mariposas en el estómago" con la misma persona (salvo que se produzca una separación y se realicen encuentros esporádicos).
        Una lástima ¿no? Pero no todo está perdido, porque otras hormonas, como la dopamina, actuan en uno de los procesos más importantes en la vida del ser humano que es el AMOR.


miércoles, 5 de diciembre de 2012

Lo bello.

     En la antigüedad, el criterio de belleza que predominaba, era el de una mujer de curvas prominentes y voluminosidad importante.  Esta cualidad, permite ser traspolada al género masculino.
      Luego, devinieron épocas, donde lo bello era considerado un cuerpo que debía tener ciertas medidas ¿armoniosas?
     En épocas posteriores, la belleza fue variando desde lo voluminoso y cuerpos "esculturales".
      Hoy, el criterio de belleza está determinado por lo flaco (por no utilizar el término escuálido). Ya desde pequeños, en las fotos de modelos, libros, televisión, etc.  aparecen personajes con una misma característica: son delgados.
    Hace varios años, el estereotipo (aún vigente) era rubio, ojos claros y delgado.  Hoy, está un poco más diversificado, pero la última característica se mantiene inalterable.
     ¿Lo bello está totalmente determinado por la cultura? ¿Por identificaciones? Por la aprobación de las personas que nos acompañan y son referentes nuestros?
      Todas las ideas son válidas y conforman nuestro criterio de belleza.  Seguramente, se escaparán algunas ideas, pero todas están imbrincadas con éstas expuestas. Ideas, que probablemente, el que escribe, debe verse influenciado por ellas en su definición de bello.