Todos los seres humanos somos distintos, cada uno cuenta con cualidades que lo hacen únicos e irrepetibles. Algunos son más pensantes, otros más jocosos, etc. Particularmente, me genera mucha simpatía las personalidades con muy buen sentido del humor o que desarrollan el altruísmo.
Gratón no era un alumno que llamaba mucho la atención del grupo, pero siempre tenía salidas muy lúcidas en tiempo y forma. No se desubicaba con los comentarios y tenía la facilidad de ponerse en el lugar de lo que estaba pensando el otro .
Una mañana, el grupo se encontraba realizando un paseo por el barrio. No era un grupo muy numeroso, así que se podía recorrer y realizar explicaciones pertinentes a lo que se iba observando.
Pasando por un kiosco bastante completo de la zona, el maestro vio a Gratón y comenzó a decir en voz alta - Basta, no te voy a comprar una Barbie.
Los demás niños miraban atónitos, pero Gratón se percató de lo que acontecía y redobló la apuesta , gritando fuerte - Dale profeeeee, dejame comprarme una Barbie. ¿Sí? Daleeeeeeee. Mi mamá me deja. Dalee.
Una señora miraba a cierta distancia lo que acontecía y frenó su marcha para corroborar lo que sus ojos veían.
- Basta, Gratón. No vas a comprarte la muñeca. Vamos. Vamos.
La mitad de sus compañeros se reía y la otra mitad no entendía qué ocurría. A la señora que miraba, se sumó un señor que también caminaba por allí.
Gratón se tira el piso y comienza a hacer que lloraba, mientra gritaba que quería una Barbie y que por favor, se la compren.
La señora que había frenado inicialmente, se fue vociferando que la juventud estaba perdida y su cabeza desaprobaba lo que sus ojos veían.
La vuelta a la escuela se realizó entre risas y explicaciones de lo acontecido en el paseo.
Gratón no era un alumno que llamaba mucho la atención del grupo, pero siempre tenía salidas muy lúcidas en tiempo y forma. No se desubicaba con los comentarios y tenía la facilidad de ponerse en el lugar de lo que estaba pensando el otro .
Una mañana, el grupo se encontraba realizando un paseo por el barrio. No era un grupo muy numeroso, así que se podía recorrer y realizar explicaciones pertinentes a lo que se iba observando.
Pasando por un kiosco bastante completo de la zona, el maestro vio a Gratón y comenzó a decir en voz alta - Basta, no te voy a comprar una Barbie.
Los demás niños miraban atónitos, pero Gratón se percató de lo que acontecía y redobló la apuesta , gritando fuerte - Dale profeeeee, dejame comprarme una Barbie. ¿Sí? Daleeeeeeee. Mi mamá me deja. Dalee.
Una señora miraba a cierta distancia lo que acontecía y frenó su marcha para corroborar lo que sus ojos veían.
- Basta, Gratón. No vas a comprarte la muñeca. Vamos. Vamos.
La mitad de sus compañeros se reía y la otra mitad no entendía qué ocurría. A la señora que miraba, se sumó un señor que también caminaba por allí.
Gratón se tira el piso y comienza a hacer que lloraba, mientra gritaba que quería una Barbie y que por favor, se la compren.
La señora que había frenado inicialmente, se fue vociferando que la juventud estaba perdida y su cabeza desaprobaba lo que sus ojos veían.
La vuelta a la escuela se realizó entre risas y explicaciones de lo acontecido en el paseo.
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