martes, 24 de abril de 2012

Inteligencia moral.


    Varios años  atrás, todos los reclamos que realizaba algún alumno, era para quejarse sobre lo que un compañero le hacía al demandante.  Muchos años después, la situación no cambió en nada: la queja o preocupación recae sobre alguna situación de algún niño sobre él que se siente mortificado.
     Cualquier inductivista afirmaría que esto ocurrirá siempre, pero a lo que parece ser una ley, encontramos una excepción.
     Al inicio del año lectivo, se realizó un sociograma (mapa social del grupo), para observar cómo se encontraba el grupo. En general, los grupos se mueven poco en primario, para sufrir algunas modificaciones en el secundario que perdurarán de manera estable, incluso cuando finaliza su estudio caracterizado "por la decisión de los progenitores". 
        El movimiento es menor en primario, porque aún continuan bajo el pensamiento del adulto (está bien porque lo dice mamá/papá o porque lo dice el maestro o lo que dice el grupo, principalmente de amigos).  A medida que entran, en lo que se conoce como un pensamiento abstracto (según Piaget), comienza una independencia moral (empieza a decidir por sí mismo, aunque los amigos/compañeros cobran una fuerza muy importante) y ahí se vislumbra algún justiciero.
       En primaria, es raro ver algún sujeto que sea crítico de sus progenitores, maestros o amigos.  Principalemente los amigos (porque queremos creer que los tutores o docentes son equilibrados en "sus mensajes"), pues "para pertenecer no hay que contradecir lo que dice la masa".  
         Celing estaba muy preocupada, pues algo le hacía "ruido" y la ansiedad aumentaba.  Su subgrupo era muy importante en el curso.  Pero como toda agrupación de personas, el conflicto es inherente, aunque en edades pequeñas, no tan observable.
            La gran preocupación radicaba en las conductas que tenían sus amigas entre sí.  No buscaba quejarse sobre el trato hacia ella, pues sus amigas le tenían adoración, pero sí manifestar que los modos, entre algunas de sus compañeras, no eran buenos.   
         Jamás algún otro  alumno, pudo descentrarse de tal manera para "ocuparse" de un otro.  Cuando aconteció este planteamiento, Celing se encontraba en quinto año, denotando esta misma cualidad en años posteriores.
         Los conceptos se pueden aprender, los modales se pueden enseñar, pero lo que es SER HUMANO, es algo que está en la esencia de cada uno.
     

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