lunes, 2 de julio de 2012

Elección vocacional.

     Una decisión muy importante que sufre los seres humanos es la elección vocacional.  Prestigio, forma de vida, mandato social, etc. entran en juego para determinar qué vamos a ser en el futuro.  Muchas veces, la decisión se ve influenciada por cuestiones vinculadas con el dinero, lo social y el mandato familiar.  Esta influencia no es siempre conciente.
     No estaba totalmente decidido, pero en la cabeza  de Grume pululaba la idea de ser fonoaudiólogo, óptico o maestro.  Ésto último, lo descartó por ser una carrera poco redituable económicamente y ser una carrera donde había supremacía del mundo femenino.
       Dado que fonoaudiólogo y óptico eran carreras con un CBC común, se decidió anotar en el segundo y luego tendría tiempo de cambiar, si deseaba optar por la otra carrera.
      Una vez finalizado el Ciclo Básico Común, ingresó en la carrera y por ende, la cursada.  Al principio, eran sólo teóricos para luego pasar a la práctica.  Lentes, guardapolvo blanco, máquina biseladoras, eran parte del paisaje del subsuelo en la sede de la facultad.  Varios sujetos, trabajaban concentrados puliendo las distintas lentes y acomodándolas en los armazones que formarían futuros lentes.
      Nadie decía nada, salvo Grume que intentaba terminar rápidamente para conversar con algún compañero cercano a su máquina.   La velocidad era inversamente proporcional al buen desempeño sobre el biselado de la lente, pero no le importaba, pues se aburría demasiado.
      Cierto día, mientras se encontraba trabajando en su máquina, un torbellino de pensamientos se arremolinaban sobre su mente, imaginando un futuro dónde trabajaría todos los días de su vida frente a un aparato de características parecidas.
       Levantó su vista y observó que cada uno de sus compañeros estaba en la suya.  Apagó la máquina, saludó a cada compañero, se despidió de dos profesores que se encontraban dando la clase y mientras estos lo miraban absortos, le manifestó que se cambiaba de carrera, porque no soportaba la idea de estar frente a una maquinita toda su vida sin interactuar con otros sujetos.
      Luego de salir de la universidad, con el guardapolvo blanco en la mochila, se dirigió al Instituto donde estudiaba la mamá de una amiga y pidió los requisitos para poder inscribirse.  Al otro día presentó los papeles pertinentes para la inscripción a magisterio y a los pocos meses comenzó a estudiar para maestro.

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