sábado, 7 de julio de 2012

Miedo.

    El miedo es un sentimiento que se caracteriza por la sensación, real o fantaseada de algún acontecimiento que pueda acontecerle a un ser humano.  Muchos consideran al miedo como un sentimiento negativo, pero así como el dolor, sirve para proteger al organismo.  Imaginemos una persona que sufre de anlagesia (incapacidad de sentir el dolor), si se quiebra una pierna corriendo, jamás se percatará de lo que le ocurrió y seguirá manteniendo la actividad, acrecentando la lesión.
    La fuente del miedo va cambiando a medida que el ser humano evoluciona.  En los primeros años de vida, el miedo puede presentarse cuando un niño siente perder la base de sustentación (siente que se va a caer) o ser ingerido por algún juguete de éste.
    En la adolescencia, los miedos giran en torno a la exclusión y en muchas ocasiones, a fenómenos mágicos y desconocidos.  
    Siendo adultos, los miedos son generados por situaciones de pérdidas, como el laboral, familiar, etc.  La senectud, el miedo está determinado por la idea circundante de finitud.
    Estos miedos no son privativos de una etapa de la vida y pueden aparecer en distintas épocas, según las vivencias de los sujetos.
    Desde niño sentía fascinación por los animales. Groem se podía quedar horas fascinado observando e intentando comprender cómo vivían los seres que "estudiaba".  La variedad de animales que investigaba por su cuenta, era digna de un buen científico interesado por la zooogía, pero restringido por la edad.  
    Cuando visitaba algún espacio natural, recorría en busca de nuevas especies para observar su características privativas de su especie.  
    Hasta que cierto día, conoció ese ser que inspiró tanto terror, que la sola presencia intimida inmovilzando a Groem.  Su cuerpo alargado, andar suave y mirada hipnótica pueden cautivar a cualquier humano, pero ella avanza lentamente buscando sobrevivir en el vasto paisaje.
   Sintiendo el calor, se acerca a la víctimas pequeñas, para engullirlas de un golpe. Cuando se siente amenazada, se queda inmóvil, para luego morder e inyectar su veneno. Ni fantasmas, ni peluches, ni la mismísima muerte.  Groem no conocía el miedo hasta que la conoció a ella, tan hermosa como intrigante.   Groem conoció el pavor en las serpientes.


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