viernes, 20 de julio de 2012

La gran estafa.

     Una necesidad básica es la vivienda.  Todo ser humano necesita de ella, pues la apropiación de un espacio, dignifica a éste en su extensión.   
     Para llegar a "tomar posesión" de un inmueble, existen diversos caminos (siempre legal, porque algunos ilegales no vale la pena mencionar), como la herencia, la compra del bien, el alquiler, etc.
    La compra de una propiedad involucra un gasto muy oneroso, que incluso lleva a los que van a comprar, un ahorro importante que puede durar varios años. Otra opción es el pedido de un préstamo, pero los intereses son "monstruosos".
     La familia de Gros, entre todos los valores que se demarcaban,  uno se destacaba por sobre el resto.  Los holones (integrantes de la familia) consideraban fundamental el ahorro como base para una futura compra de una propiedad.  
     Así fue como Gros, se insertó de manera temprana (con 15 años) en el sistema laboral.  Lentamente comenzó a ahorrar para cumplir su objetivo que vino por "mandato familiar".  
   Pasaron varios años y había logrado ahorrar una suma considerable de dinero, pero  la adquisición del primer hogar parecía una utopía.  Se transformó en quimera, cuando una crisis económica trabó los ahorros bajo la denominación de corralito y la pesificación de éstos, de manera arbitraria e injusta.
  Un tiempo más tarde, surgió la posiblidad de comprar una propiedad, juntando los ahorros suyos con los de su hermana y un plan de pagos acorde a lo que sus bolsillos podían afrontar.  
    Se firmó un boleto de compra venta  (documento que te dice que sos el que vas a comprar y que si alguna parte se arrepiente, la parte vendedora debe devolverlo por el triple o la compradora pierde lo depositado) y la escritura se firmaría al poquito tiempo.
    La escritura nunca se firmó, porque los dueños y la inmobiliaria acordaron una estafa, donde se quedaron con los ahorros de Gros y su hermana.  Dado que los dueños de la propiedad y la familia de Gros eran vecinos, la situación era más incómoda aún.
    La compra nunca se pudo realizar y los ahorros se perdieron casi en su totalidad, aunque el delito no quedó impune. 

    

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