viernes, 13 de julio de 2012

Risa.

    La risa, es una de las mejores acciones que le pueden suceder a un ser humano.  Imprevistamente irrumpe en el ser y se genera un cambio biológico y psicológico.  El cuerpo se relaja, se liberan hormonas que producen una sensación placentera y le mente se pierde en el tiempo y el espacio sin importar en dónde se encuentra el sujeto.
     En la familia de Grema, éste y su hermana comparten una cualidad, la forma de reírse es muy característica y contagiosa.  Cuando comienzan a esbozar la mueca divertida, no pueden parar y siguen, siguen y siguen... No importa quien esté frente a éstos, pues no hay nada más importante que reir.
    Una tarde noche, Grema tenía que dar un examen final muy complejo, dado la historia del profesor y la cantidad de contenidos que eran de una cantidad respetable.  En general, la mayoría de los estudiantes dejaba la materia para el final, pues la cantidad de desaprobados era estadísticamente alta.
    Dos profesores de características parecidas al docente titular se sentaron frente a Grema. En el medio de ellos, el profesor de la cátedra.  
     La pregunta inicial no tardó en llegar y Grema comenzó a desarrollar el contenido propuesto por el docente. Como era su costumbre, comenzó a llevar la conversación para donde él quería y hacia los contenidos que dominaba.
     En medio del examen, Grema comenzó a tentarse y la risa no tardó en llegar.  Los profesores miraban absortos la situación.  Lentamente, la risa fue contagiando a los otros profesores y todos comenzaron a reir como si fuese una convención de locos.  
    Grema tuvo que salir del aula, refrescarse y volver para seguir con el examen.  El mismo continuo con dificultad, pues los que participaban del mismo, seguían aún tentados.  Por suerte para Grema, el examen fue aprobado.
    La risa puede traer algunas dificultades, pues irrumpe cuando no debe. Grema conversaba con Lim y se les vino a la mente una situación en la que la risa devino de repente.  Justo llegaba el colectivo de Grema, que al subirse, no pudo sacar el boleto, pues no podía esbozar siquiera el valor del mismo.
      Pasadas dos paradas y luego de caminar para bajar la tentación, pudo tímidamente manifestar el valor para poder sacar boleto.   La risa siguió durante varias paradas. Es reprochable la falta de respeto hacia el conductor que no le pudo manifestar el pedido, pero ¿quien se puede enojar con una persona que se pone a llorar por la risa?

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