jueves, 29 de marzo de 2012

Te estás copiando...

     El copiarse en una prueba, es una actividad realizada por la gran mayoría de los alumnos, alguna vez en su historia escolar.  (Dije gran mayoría, no todos)
    A casi todas las personas, lo "prohibido" genera  cierto estado de sensaciones que pueden estar emparentados con los deportes extremos. Pese a que no practico este tipo de deportes, hace algunos años me  persiguieron en un barrio por haber visto algo que no tendría que haber visto.
    La adrenalina, hormona que actúa en situaciones de peligro, cuando es liberada puede generar cierta fascinación en el ser humano, por eso la gran aceptación que menciné en el párrafo anterior.
     Los niños son más expresivos, que los adultos,  en todas sus dimensiones.  Cuando realizan una acción fuera de la norma, su cuerpo expresa lo que su mente quiere callar.  (En realidad, nuestro cuerpo habla siempre)
    Esa mañana tenían evaluación escrita.  Uno  de los niños no había estudiado (en realidad varios, pero bueno) y al encontrarse en una punta del aula, había acomodado sus hojas de carpeta  estratégicamente, para sacarlas durante la prueba.  El plan era perfecto, pero no tuvo en cuenta el tipo de banco que contaba la escuela (tiene un espacio entre la unión donde se apoya la madera y la base para guardar cosas, permitiendo la visión de todo  lo que acontece debajo del mismo) y lo que su cuerpo manifestaba a gritos.

   *Miró doscientas cincuenta y tres veces al maestro (no creo ser muy bonito que digamos, pero el copiador mira en demasía).
   *Siempre se sentaba adelante pero ese día se sentó atrás.
    *Sus manos temblaban como la gelatina (producto de la ansiedad, las extremidades juegan una mala pasada)
     *Se resfregaba la frente constantemente (como las manos están en falta, tienen que movilizarlas constantemente, para "acallarlas")
      *Tapaba lo que escribía con su mano (eso es lo más incosciente que delata al copiador, pues debe esconder lo que está haciendo)
      *Cuando el docente se ponía junto, mantenía la cabeza recta en la hoja, sin hacer nada y mirando de reojo (Es un clásico, el copiador no realiza nada cuando el docente está cerca, pues la ansiedad persecutoria inhibe el pensamiento)
      *Los alumnos que preguntan hasta el apellido, ese día rara vez acotan algo.
      * Cuando iba por la mitad, el docente se sentó al lado, pues estaba vacía la silla del compañero y no anexó ningún dato más hasta que el docente se levantó.
       *La cara de "poker"  que ponía constantemente. (Es cara de nada, es una cara difícil de describir pero fácil de reconocer. Se caracteriza por poner las cejas de manera paralela a la boca)
     Cuando sonó el timbre del recreo, el niño  que había completado la mayoría de los ítems (gracias a que el maestro se levantó del banco, sino se le hubiese complicado) se levantó para entregar la evaluación.  Una vez que la dejó arriba del banco, respiró aliviado de haber superado la "prueba".
      Al llegar a la puerta, el docente lo llama y le pregunta:
    -¿De qué te sirve copiarte?
    El llanto se hizo presente y la culpa inundó su ser.
     Dos horas después, durante el recreo se le tomó en forma oral el tema y recordaba todo lo que  había estudiado y lo que se había copiado, generando la sorpresa en el niño. 
Moraleja:  El cerebro, cuando actúa bajo presión, asimila muchísimo mejor que de manera relajada.  Lo que estudiás de memoria, te lo olvidás a las horas, lo que te copiás, no te lo olvidás más. (Aunque no todos somos iguales)

  
   
   

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