sábado, 26 de mayo de 2012

¿La abuela?

     Cada familia tiene su historia, algunas son conocidas por todos los miembros, otras descansan en el más profundo silencio, hasta que... algo las lleva a la luz.
     Hace varios años, Gruner se estaba organizando para irse a vivir a Europa con su novia.  Ya había conseguido lugar para estudiar, dónde trabajar y le faltaba conseguir  la doble ciudadanía, para poder moverse con tranquilidad por el viejo continente.  El trámite le insumía 18 meses  y debía conseguir ciertos papeles de su abuelo para iniciar el trámite.  
    Al parecer, su madre no estaba muy de acuerdo con la idea de que un hijo se vaya a Europa, así que no se preocupó por ayudar en la búsqueda de información.
    Cuando comenzó a realizar el "rastreo" de información, pudo rearmar una línea de tiempo con los datos del abuelo ya fallecido.
    Al ver los datos en conjunto, se percata que una de las fechas no le cerraba, por una enfermedad de su abuelo para "los papeles". Su pariente, que nunca conoció, no era su abuelo.  El verdadero pariente, era una persona a quién él llamaba abuelo (y sentía en lo más profundo), pero que un papel decía lo contrario.
     Intentando preguntar a su progenitora sobre lo descubierto, el básico mecanismo de defensa (negación) se hizo presente y el enojo desbordó su persona. 
      Gruner intentó varias veces retomar el tema, pero siempre obtenía la misma respuesta: negación y enojo.  Hasta que un día, se pudo conversar y hacer entender a su madre, la época, el contexto y la situación imperante sobre lo acontecido.  No se la juzgó nunca, pues cada uno vive la vida a su modo y de la manera que puede, pues un manual no existe, y hay demasiados imponderables que nos hacen actuar de algún modo.  No lastimó a nadie e hizo lo que sintió, ¿uno puede ser juzgado eso?
    La causalidad y la casualidad van de la mano, determinado a las personas que van constituyendo nuestro muro llamado vida, donde cada uno es importante y deja la impronta de lo que somos hoy y lo que seremos "mañana".
     Hoy, esto es pasó a ser una anécdota más pero que destaca la importancia de saber sobre nuestras raíces, nuestra esencia para poder vivir un presente con sabiduría y sin "ruidos" que condicionen, pues la verdad libera y lo pude comprobar concretamente.

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