domingo, 27 de mayo de 2012

Señora, su niño es el hijo demonio...

    Los niños no son malos, serán inquietos, curiosos, traviesos, pero no son seres con maldad.  Hay una etapa normal en los niños, donde realizan actos que no son del todo bien visto.  Pueden matar algún insecto, "romper" alguna planta, etc.
    Era una tarde de sábado muy aburrida para Gruner. Mientras "quemaba" unas hormigas con lupa, pensaba qué podía hacer.  Su madre y sus hermanos se habían acostado a dormir la siesta, cuando su mente se iluminó. Había recordado un capítulo de los dibujitos animados, donde el protagonista le daba pimienta a un perro y éste comenzaba a estornudar. Quería probar lo mismo.
    Sigilosamente tomó "prestado" la pimienta de su madre y la puso en un cilindro.  Con el mayor silencio posible, salió de su casa para buscar su primera "víctima" y demostrar el efecto de la pimienta. 
     Pensó en los perros de su vecino, pero estaban muy encariñado y no quería lastimarlos.  Siguió caminando y se topó con la señora de la esquina que sacaba a pasear su horrible pekinés.  Aprovechando que no veía nada la señora, sacó su frasquito con pimienta y puso una cantidad considerable en su mano.   Se acercó a la señora y saludándola se agachó hacia el perro para tirarle pimienta.
    El perro comenzó a estornudar,  primero uno, otro, otro y otro. No paraba. La señora preocupada, se acercó al perro y  observó la cara de preocupación del niño. Cuando le preguntó y repreguntó, el pequeño le contó lo que había hecho.
    Tomándolo del brazo, lo llevó a la casa de su madre, para contarle lo que hizo. Cuando su mamá recibe a la señora, se toma la cabeza y preguntó con cierta decepción qué había hecho el niño.  La señora la corrigió diciendo que no era un niño sino el hijo del demonio.
    Cabe aclarar, que el niño tenía cuatro años y hoy no puede matar ni una mosca. Aunque si está muerto, no tiene problemas en abrirlo para explorar qué tiene dentro.

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