sábado, 19 de mayo de 2012

La amenaza.

     No es muy agradable para el ser humano, recibir un mensaje que manifieste que aparecerás dentro de una zanja si seguía "rompiendo las pelotas".  Si bien, el que recibe el mensaje, tendría que saber el porqué de la amenaza, no siempre ocurre esto.  Dentro de lo poco positivo que tiene  una amenaza, inferencialmente se desprende que algo que uno hace, genera celos sobre un Otro.
   Dentro de las amenazas encontramos muchas  "abiertas" o "cara a cara", dejando bien en clara la postura del Otro.  También encontramos las que son vía telefónica, son más difíciles de entender a qué hacen referencias, porque el interlocutor, no es muy específico en la misma.    Aunque la gran mayoría tiene un punto en común, una pollera.
     Grant recibió varias amenazas, de distinto tipo a lo largo de su vida.  Las consideradas abiertas, obviamente generaron medidas sobre el cuidado de la persona, pues al manifestar el motivo y exponerse frente a un Otro, la probabilidad de concretar la misma es mucho mayor que un mero llamado telefónico.
     El teléfono puede llegar a tener un efecto contrario, pues al no haber un rostro, las palabras que utiliza un Otro llegan a ser más graciosas que intimidantes.
    Una noche, sonó el teléfono y se escuchó una voz "modificada" del otro lado del teléfono. Ésta aserveraba que lo iba a matar si seguía haciéndose el gil. El último término resultaba ser muy gracioso para Gran, pues cada vez que lo escuchaba, se tentaba y le costaba parar (cabe destacar que Grant se ríe de cualquier cosa).
    La voz del otro lado del teléfono volvía a repetir el mensaje, pues infería que no había quedado claro.  Grant, trantando de no mofarse más de la voz del otro lado, empezó a preguntar el porqué, pues no entendía. 
     Luego de una pequeña charla, donde primaban preguntas de Grant hacia su interlocutor, pudo lograr que cambie la actitud del caballero.  El muchacho estaba dolido porque su ex novia lo había dejado  y buscaba un culpable fuera de su persona. 
     Esta fue la única vez que Grant pudo conversar en buenos términos con una voz amenazante por teléfono, pues en general, manfiestan el acto de descarga y cortan.  Perro que ladra no muerde dice el dicho, pero por las dudas, que al can le pongan un bozal.

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