viernes, 18 de mayo de 2012

Qué vicio...

 El vicio a un Objeto es una de las situaciones que puede ser evitable y que una vez adentrados, es muy dificil salir.  Hay infinidad de vicios y todos ellos tienen una connotación negativa, aunque el que lo sufre, se autoengaña para justificar su accionar. 
    Considero como Objeto no sólo a las cosas, como cigarrillo, alcohol, etc. sino también a las personas. Por eso, cuando utilice el término Objeto, lo haré en mayúsculas.
     El tabaco fue para Grosin un elemento presente en gran parte de su vida.  Ya desde pequeño, incursionó en el mismo, pues a la edad de seis años, le robó un paquete de cigarrillos a su papá para fumarlos en el baño.
     Obviamente, su madre sintió el aroma y usando su brazo superpoderoso (aunque siempre fue muy poco efectivo), hizo reflexionar a Grosin sobre la práctica realizada en el baño. 
     A los doce años, en los arbores de la adolescencia, se juntaba con sus amigos deportistas y fumaban cigarrillos antes de entrenar.  La práctica duró poco tiempo y el vicio no llegó a concretarse. 
   Estos dos hechos tenían como característica, la curiosidad. Sin embargo, el segundo empezaba a marcar otra característica que se repetiría más adelante: la inseguridad.  Para ser "más importante" en el grupo, había que fumar.  Obviamente, el vínculo incosciente era un vil autoengaño.
   Cuatro años después, frente al ofrecimiento de un compañero y la inseguridad propia del adolescente, comenzó a fumar.  Durante los primeros años, los rituales para tapar el olor comenzaron a aparecer. Desde desodorantes y perfumes hasta manipular hojas de pino o plantas que tengan un olor intenso. Obviamente, ninguno servía, porque lo primero que se pierde es el olfato y el fumador, no puede sentir su olor a cigarrillo, que es muy acentuado.
    Luego, aparecía el autoengaño, "como que se puede abandonar cuando se quiera, no me hace nada", etc.
    Muchos años después, Grosin realizó un insight de su vicio, y recién ahí intentó abandonarlo. Luego de mucho esfuerzo, pudo dejarlo. Por suerte, antes de que su organismo se destruya completamente...
  
    

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