lunes, 9 de enero de 2012

El baile (thriller) que no fue...

     ¿Hay gente tan ridícula que transforma la ridiculez en un hecho loable?  Es muy factible.  Cuántas veces vimos a una persona hacer algo que no nos animaríamos nunca, pero sin embargo, esa persona lo hace sin inconvenientes.  Al principio genera vergüenza ajena, pero luego, ese sentimiento se va transformando en admiración.
     Hace algunos años, surgió un desafío por parte de un grupo de niños hacia el docente de su curso.  Éste, sintió tocado su honor  y aceptó el desafío: Bailar una canción de Michael Jackson.  Se estableció un mes de plazo para demostrar sus dotes como bailarín.  
   En vano intentó convencer a una compañera de trabajo, pues ella pensaba de manera muy acertada, que del ridículo no se vuelve.
    La fecha límite se iba acercando y aún no había encontrado un  pasito ni gente que lo acompañe. 
    Faltando cuarenta y ocho horas, comenzó a preparar el cd que sonaría dicho día, pero a la canción de Thriller (recién había fallecido, no sé si era 2009), le "pegó" una canción de Patito Feo para luego finalizar con otra música de Michael Jackson para que todos la canten.  Pensaba que de algo irrisorio, se realiza otro hecho más grotesco no sería algo más ridículo, sino algo gracioso y valiente.
   Así comenzaron los ensayos, hasta que logró coordinar sus dos pies y luego, sus brazos (Nota: jamás pudo coordinar pies y brazos).
    Llegó el tan ansiado día...  Todos esperaban que se realice el famoso baile.  Incluso hubo publicidad en los días previos.   El mismo se realizaría en el primer recreo.
     Cuando tocó el timbre, un malón de niños bajó rápidamente para obtener los mejores lugares.   Increíblemente, la maestra que no quería participar, ¿se ubicó estratégicamente para bailar? (Sabemos que quería, aunque siempre vociferaba que no).    Se ubicó el grabador en el patio y se le dio instrucciones precisas a un niño para que aprete PLAY e inicie la canción. Lentamente, el maestro fue ubicándose en el centro del patio, mientras lo seguían unos doscientos niños.
     A partir de ese momento, todo fue confusión.  Ni que fuese una estrella de rock, una abalancha humana comenzó a empujar a todo ese tumulto de niños y docente.   Parecía un "Pogo" sin música, pues aún no había podido llegar al centro del patio e iniciar el baile respectivo.
    El descontrol llegó a su punto máximo, cuando el maestro no aguantó más el peso de todo el malón de niño y cayó encima de una niña de segundo año (grado).
     Se levantó cómo pudo, levantó a la niña y se dirigió al micrófono.
-  Se suspendió el baile...  Se lo perdieron.  Era hoy o nunca... Lo siento, porque estuve un mes ensayando (???).
    El recreo volvió a la calma y nunca más se hizo el tan promocionado baile... Una lástima, hubiese sido muy divertido.

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