lunes, 30 de enero de 2012

Maxin Dedos

    Un docente de cuarto año, no se le ocurrió mejor idea, que inventar la historia de una maestra que perdía los dedos.  Esta maestra, llamada Maxin Dedos (sí, sí, ya me imagino qué piensa), cerró la puerta del baño tan fuerte que sus dedos se "escaparon" de su mano.  Jamás pudo recuperar sus dedos (Por las dudas aclaro que esto es un invento de ese maestro). 
     Pasaron los años y por esas casualidades del destino, apareció una carta en la casa de una niña (si no me falla la memoria, se la habían entregado un día viernes a una mamá, a la salida del colegio). Obviamente, la carta apareció el lunes en la escuela, iniciando el gran misterio de... Maxin Dedos.
  La carta decía esto:

El que encuentre el papel, el acertijo debe resolver.
Buscando en cuarto año, con mucho cuidado, no busques en el armario.
Sé más piola como Norma Viola
y busca con el auditorio, por algún escritorio.
¡Pero Cuidado!
El contenido no será dado
Hasta que sea necesario...
                                            Maxin Dedos.
     Las pistas estaban orientadas a que los niños utilicen los puntos cardinales. Luego de seguir todo el recorrido, obtendrían los "dedos" de Maxin y con ellos el tesoro.  
        En este tipo de actividad, los niños se potencian y la motivación cobra tal importancia que el aprendizaje está asegurado.  Salvo que... la historia sea tan terrorífica que algunos niños se asusten.
      Parece ser que una maestra sin dedos genera fantasías terribles en los demás. Un psicoanalista manifestará que la fantasía de castración está latente.  Yo prefiero quedarme con que la historia fue bien narrada, aunque no siempre ocurrió así...
     Conclusión:  Siempre aclarar, aunque sea muy obvio, que una historia inventada es eso, un invento.  Hasta cierta edad, los niños siguen creyendo alguna historia, hasta que la persona que la contó o un referente importante, les manifiesta lo contrario. 

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