martes, 31 de enero de 2012

Tocala de nuevo Sam

    La música, un recurso muy utilizado por los profesionales de la educación, para motivar a su alumnado.  Un docente de primer año tenía muy claro esto, que para incentivar a sus alumnos en su  etapa de lectoescritura, utilizó una guitarra.
    La guitarra se la había regalado su abuela, cuando era muy pequeño.  Fue un regalo muy interesante para un niño de cinco años, pues desarrollaría una inteligencia musical (según Gardner) y una herramienta más para sublimar.
    El instrumento comenzó a formar parte del aula, como un escritorio o el mismísimo pizarrón.  Cantaba ¿hermosas melodías?, les dictaba  enunciados cantando, mientras el instrumento acompañaba su ¿dulce voz? y les enseñaba a tocar la guitarra a sus alumnos.
   Solo había un inconveniente.  Sólo había tocado dos veces la guitarra en su vida.  Una para sacarla una vez y la otra para llevarla a la escuela.    No importaba, todo sea por la motivación de sus alumnos.
     A fin de año, las familias se acercaban para saludar a tan espléndido guitarrista, pero tuvo que confesar el porqué de la utilización de la guitarra (los niños tienden a idealizar en demasía).
    Cierto día, la guitarra desapareció y nunca más se pudo escuchar a ese docente cantar en esa escuela.  Las malas lenguas dicen que la hicieron desaparecer a propósito.  Otros manifiestan que fue al Club del trueque y fue cambiada por alimentos. Nunca se supo qué ocurrió realmente.  Lo que sí, es que se encendió la chispa para realizar música con otros instrumentos.

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