martes, 10 de enero de 2012

El guardapolvo con voladitos

     Qué bueno es cambiar de trabajo. Todo nuevo, espectativas, ansiedades y fantasías entran en juego, movilizando al sujeto que las vivencia.  Hasta que... lo real supera todo.
     La primer semana había pasado y marchaba todo viento en popa (No, Topa es el de Disney Channel). Cuando llegó la pregunta -¿Voy a usar una chomba o guardapolvo? -se hizo un silencio tenso.
    -Vas a usar este guardapolvo- respondió la voz.
    - No - salió de su boca de manera seca.
    La señora mostraba un guardapolvo azul bellísimo, con unos voladitos preciosos y unas guardas blancas. A cualquier mujer le quedaría precioso.  Lamentablemente, la persona que querían que use ese guardapolvo no era mujer.
     Hubo una discusión (no fue intercambio de palabras) sobre el uso o no de dicho elemento.  Una parte argumentaba que debía estar todos iguales.  La otra parte, esgrimía que era una falta de respeto hacia su persona, generaría incomodidad y otras ideas bien fundamentadas.
   Mientras una de las partes mantenía su postura, la otra intentó frenar la discusión, diciendo que después lo volverían a hablar.   El docente cerró la charla con un caprichoso - No hay nada que hablar, yo no me lo pongo.
    Llegó el inicio de clases y apareció un guardapolvo pero blanco.  Casi se infarta la señora.  Al final, no se usó ni guardapolvo blanco ni con voladitos. Pero a partir de ese día, algo se había roto... la estadía en ese lugar duraría muy poco tiempo.
 
    

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