viernes, 27 de enero de 2012

Una nota en el auto.

      El ser humano, además contar con un sistema de representación y demás características, posee como cualidad una gran variedad de recursos para cortejar a su pareja.  Desde un hecho simple como una mirada hasta algo mucho más elaborado como actos en los que un sujeto arriesga su vida.
     A veces, una simple notita timorata, busca romper el hielo entre la distancia establecida por los roles establecidos en un holón. Aunque no siempre se obtienen los resultados esperados.
     Todos los días bajaba de su auto y lo dejaba en el mismo lugar.  Contaba con mucho espacio para estacionar, pues aún la confianza en su destreza no estaba tan desarrollada.
     Cuando salía, el ritual se repetía día a día.  Conversaba dos pavadas y luego, se subía a su vehículo para llegar a su hogar.
      Cierto día, una nota extraña decoraba el parabrisas de su auto.  Una carta con la intención de romper esa barrera incosciente entre docente y familia.
       La misma invitaba a tomar algo para conocerse con mayor profundidad  (y no precisamente en el agua).  La misma quedó descartada y no se respondió,  pero se observó cierta incomodidad para el resto de los días en que ambos compartieron el mismo espacio.
    

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