martes, 24 de enero de 2012

La llamada

    La docencia es complicada.  Más aún, cuando abrís la puerta de la heladera y te encontrás con botellas de agua y un limón .
     Antes que la desesperación te gane, aceptas cualquier tipo de trabajo.  Uno de esos trabajos, era revisar una tesis, corregir los errores gramaticales y hortográficos (Je) e imprimirlo para presentarlo en la Universidad. Gracias a una mamá del colegio, pudo llegar a mis manos el mencionado trabajo.
      Para coordinar entregas, dudas o detalles pertinentes a la presentación, hicimos un intercambio de teléfonos.
      El trabajo me llevó aproximadamente quince días  (se incluye un espacio de descanso para no tener errores redundantes) y se presentó en tiempo y forma.
     A las diez de la noche de la semana siguiente, sonó el teléfono.  Era una mamá del colegio que necesitaba saber qué debía llevar al otro día.  El teléfono se lo había pasado la madre de la tesis.
     Al otro día, llamó otra madre, manifestando una cuestión que ni recuerdo. El teléfono se lo había pasado la primer mamá que había llamado.
     El siguiente día llamó otra progenitora, que se encontraba llorando y que, oh casualidad, le habían pasado el teléfono.
     Esto se repitió una semana, hasta que se comprendió que la situación no era correcta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario