lunes, 30 de enero de 2012

Qué lindo alfabeto

     Antes de iniciar el ciclo lectivo, hay un momento que es utilizado para decorar el aula.  Láminas, carteles, guirnaldas, etc se conjugan en tiempo y espacio para plasmas un ambiente agradable para todos los sujetos que utilizarán dicho lugar.
     A medida que pasan los años, la decoración disminuye en su nivel de elaboración, siendo los primeros años, donde aparecen mayor cantidad de dibujos elaborados.  En los últimos cursos del primario, hay cierta decoración, pero en su gran mayoría son de poca o nula producción del docente.
     Para armar carteles y  láminas, se debe contar con cierta habilidad artística.  No muchos de los docentes cuentan con cierta destreza  y son menos, los que tienen poca habilidad y menor autocrítica.
    Era la primera vez que le asignaron primer año y quería tener un espacio hermoso.  Buscó en vano alfabetos de su gusto, para decorar el aula y poder ser utilizado por los niños, así que decidió construir el suyo.
    Utilizando crayones, lápices y marcadores, comenzó a realizar un abecedario gigante.
     La satisfacción de haber realizado una obra de arte inundaba todo su ser.  Estaba realmente orgulloso de lo que había creado.  Hasta que...empezaron las clases.
     Lo primero que hicieron los niños fue preguntar qué era cada cosa (está clarísimo cada dibujo. ¡Por Dios!) .  Algunos se mofaban de las imágenes, cómo si ellos fuesen Picasso.  
     Unas colegas manifestaron que los dibujos eran horribles o dejaban mucho que desear. 
     Pero lo que llegó a "deprimir" al artista (postergó el arte por algunos años) fue el comentario, con cierto tono positivo, pero devastador. 
(Recordar que era para un aula de primer año osea, niños de seis años)
- Ayyyyy, pero que hermosooooooooooooooooooooooo.  ¡Qué lindo alfabeto que hicieron los chicos!
   

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