miércoles, 1 de febrero de 2012

La mentira "con" patas cortas.

     Se dice que la mentira tiene patas cortas, pero este dicho cobra  mayor fuerza, cuando la falacia se disfraza en una pequeña niña de seis/siete años.
     Luna era muy despierta, simpática, agraciada, bonita (los caballeros del grupo enseguida quedaron obnubilados por su exterior) y siempre llamaba la atención.
     En los recreos, salía con su grupete de amigas a saltar la soga, y a mitad del juego, buscaba con su mirada para ver si su maestro la estaba "vigilando/mirando".  Si este no se encontraba (un recreo estaba a cargo de un grupo de docentes y en el otro descansaban en sala de maestros) iba a buscarlo a sala de maestros.  Una vez allí, esperaba que alguien abra la puerta y buscaba con la mirada para ver si encontraba al educador.
    Cada vez que salía a preguntar qué pasaba, la nena manifestaba alguna dolencia como el estómago, el brazo, el cuello, incluso pelos del brazo.
     Un día, vino Elina con una tarjetita, confeccionada con mucho amor para regalarle a su maestro. Cómo estaban en pleno proceso de la adquisición de la lectoescritura, era una tarjeta que cobraba mayor trascendencia.  Luna, también quería regalar una tarjeta, y tomó una de Winnie de Pooh, que según la niña, fue pintada por la mamá.  Se le preguntó si la mamá vivía en China, porque la misma tenía la leyenda "Made in China".
     Cierta vez, una compeñerita comentó que iba a tener un hermanito.  Parece que la idea molestó a Luna, que por no ser menos, también contó que su mamá iba a tener un bebé.  A los dos días, vino la mamá a buscar a la nena y obviamente recibió la felicitación pertinente, pero... jamás estuvo presente tal acontecimiento.
     En varias ocasiones, generaba confusión en los varones, manifestando dichos que otros niños no habían realizado, generando conflictos entre ellos.
      A veces comentaba a sus compañeritas que el docente iba siempre a la casa de ella a comer.  Cuando preguntaban al maestro, se percataban del ardid.
     Una vez, tomó un álbum de figuritas y se lo puso en la mochila a una compañera.  Cuando el dueño encontró el mismo, culpó a la otra niña por "habérselo robado".
     A medida que fue madurando y cobrando mayor confianza, estas fueron desapareciendo.

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