viernes, 10 de febrero de 2012

¿Te acompaño?

    Cada tanto, una de las maestras aparecía con alfajorcitos, masitas y muchas cosas de las denominadas ricas.  Obviamente, éstas delicias eran compartidas con sus compañeros y familia.
    Muchísima generosidad por parte de esta maestra, hasta que fue descubierto su oscuro secreto.  No compraba esas vituallas que gustosamente compartía, eran regaladas por un muchacho que se topaba con ésta señorita.


     El joven cabalgaba su corcel de acero y transitaba  las calles del barrio, buscando clientes al cual vender toda clase de productos de panadería.  Éstos eran confeccionados en un hogar que albergaba jóvenes de diferentes carácterísticas.
     Un nuevo hábito se había sumado en el último tiempo, y era el de toparse a una maestra que circulaba siempre en el mismo horario.  Alfajorcito de acá, galletita de allá, la ternura que le inspiró los gestos del muchacho hizo que la docente  jamás dudara de sus intenciones.
     Cuando se percataron sus compañeros (no se dieron cuenta nunca, hasta que lo contó), le manifestaron que tenga cuidado, pues no conocía bien al muchacho ni sus intenciones.  A lo cual, la docente manfiestaba que era un chico bueno y que no estaba en pleno uso de facultades mentales (aunque obviamente eso no va a restringir los impulsos de un ser humano, pero la fantasía de que eso no ocurre es común).  Ella pensaba, que el muchacho  jamás se iba a animar a decir algo y por ende, no tendría que pasar por la incómoda situación de rechazar a un Otro.
     Tuvo que pasar un mes para mostrar su verdadera intención.  Esa mañana, se peinado aún más el pelo y salió más temprano que de costumbre.  Esperó en la esquina donde siempre se encontraba a esa señorita, hasta que la divisó.  Se acercó con su bici y realizó la invitación a salir.  Cómo obtuvo una respuesta negativa, le pidió si podía ir  a la "vueltita" para conversar un "poquito" (Uf, menos mal que no estaban conversando ahí. ¿O sí? Uia, me confundí). 
      Adujo la primer excusa que se le vino a la mente - Me esperan en el trabajo. Tengo que entra.
      Al poco tiempo, no se la vio ir más por ese lugar. Así que ahí terminó el corto romance unidireccional (Romance unidireccional= es cuando se está de novio con una persona, pero esa persona aún no lo sabe y si lo sabe, no importa).




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