sábado, 18 de febrero de 2012

Preservativo que no preserva.

    Cuando uno encuentra una realidad, donde la ignoracia golpea bajo, la capacidad de sorpresa no desaparece y las ganas de cambiar "el mundo" se acentúa con mayor intensidad.
    Una de las situaciones que me ha llamado tristemente la atención,  ocurrió en un barrio de escasos recursos, cuando realizaba un trabajo de campo.   Una de las cuestiones que requerían la búsqueda de información era sobre el control natal y las enfermedades de trasmisión sexual.
     En general, no había mucha conciencia sobre las distintas formas de controlar la natalidad, y si la había, no era algo a tener en cuenta en el momento del acto sexual.
     Un matrimonio, con una diferencia de edad significativa (30 años le llevaba el marido a su mujer), tenían siete hijos. La madre de los niños, desde hacía algunos meses, anhelaba controlar su fecundación.  Sabía la existencia de un elemento muy efectivo y que podía ser conseguido fácilmente en cualquier hospital o salitas de salud.  La conversación llevó a suponer que se trataba del elemento de látex descartable.
   La charla prosiguió y se pudo saber, que la mujer, no salía mucho de su casa, ni siquiera para realizar algún paseo.   Era una persona que sabía tejer, incluso con agujas de crochet, donde se destacaba en demasía.
   Para demostrar sus dotes con la aguja, se ofreció a buscar algunas de sus creaciones.  Cuando trajo las mismas, una de ellas llamó la atención por su forma y tamaño.
      Cuando se le preguntó sobre éste, ella manifestó que era el preservativo que usaban desde hacía varios meses, al cual lavaba para mantenerlo en condiciones y ser reutilizado.

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