sábado, 11 de febrero de 2012

¡Pero qué linda letra!

     En general, los docentes cuentan con muy linda letra.  Carteles, notas, cartas, diplomas etc., son confeccionados con una calidad digna de cualquier calígrafo profesional.
     El resto, trata de disimular esas falencias, con recursos tales como
- Jaimito, pasá a escribir al pizarrón.
- Uh, justo había un terremoto.
- Dicto - Pero profe, copialo. - No, dicto.
-Profe, que letra horrible. - No me importa, copiá.
- Etc.
      Cierto día, mientras los niños realizaban una evaluación, el docente copió algunos ejercicios en el pizarrón. Ya le habían avisado, que ese día venía de visita la inspectora, pero no le preocupaba mucho, pues había sido profesora suya en el instituto dónde realizó sus estudios.
       Había terminado de escribir todas las actividades y se remitía a deambular por el aula, para ayudar a los niños que presentaba dificultades (la mayoría eran porque no entendían qué decía en el pizarrón). Nunca se caracterizó por tener una letra armoniosa y menos, que la oración siga una trayectoria recta sobre un renglón imaginario.
      Una niña se paró para tirar un papel, y tomó una tiza para realizar un par de líneas en el mismo (el pizarrón es un objeto de fascinación), cuando irrumpió  la inspectora.  La niña, rápidamente se sentó y la autoridad comenzó a preguntar a los niños.
     Entre todas las cosas que manifestó y preguntó, lo único que pudo recordar fue una frase muy significativa:  - Qué bien, hasta los alumnos se apropian del pizarrón y ayudan a escribir las consignas.
    La deducción llevó a pensar, que la señora vio a la niña con la tiza y que ésta había escrito la consigna (la niña tenía 8 años).

No hay comentarios:

Publicar un comentario