jueves, 7 de junio de 2012

Dos por una, dos.

     Cuando aparece un niño en la familia, cambia radicalmente la vida de todos los integrantes de la misma.  Las diferentes situaciones que se vivencia cuando hay un bebé son muy variadas, y a priori, las que parecen ser una tontería, tienen un nivel de complejidad cuando es la primera vez que se realiza, como el cambio de pañales o cuando, simplemente lloran sin motivo aparente. Ya es difícil con un bebé solo, pero la dificultad aumenta cuando son dos.
     El nacimiento de gemelos, trajo felicidad en la familia, pero también una nueva organización que rompió la estructura que llevaba la misma.  Dada la disparidad de horarios laborales, se tuvo que abocar y repartir el cuidado de los nuevos integrantes de la familia.
     La fragilidad de los niños  pequeños,  le generaban ciertos sentimientos hipersobreprotectores sobre cada criatura, generando una conducta bastante tonta frente a los demás.  Esta situación cambió, cuando se quedó al cuidado de sus sobrinas sin la AYUDA de nadie.  
    A medida que crecían, el ritmo circadiano (el que te permite acomodarte al día y la noche) se iba acomodando y en el horario que estaban las niñas al cuidado de su tío, estaba siempre despiertas.  Por suerte para Grenan, rara vez lloraban, pero cuando lo hacía, era en estereo.  Cada vez que aparecía el llanto, la ansiedad inundaba el ser del muchacho, para intentar bajar la angustia de las niñas.  Le llevó varios días internalizar el modo a tranquilizar a los bebés, pese a toda la teoría que leyó, cuando realizaba su carrera, pero dificilmente aplicable, cuando se vivencia de manera cercana.
    El primer pañal cambiado, puede evaluarse como desastroso, porque no es muy cómodo para los niños, usar los mismos al revés. Eso se debía, al apuro generado en el momento del cambio, pues cuando una de sus sobrinas era separada, la otra lloraba cuando notaba la ausencia de la hermana.   
   Cuando deviene el frío y comienzan a toser, la desesperación del adulto que cuida es mayúscula. Pensamientos cómo "Qué respire, qué respire" o la típica de los Simpsons "Se ahogó, pero no te preocupes, te quedó la otra".
    Los primeros meses son muy hermosos, con todas las ansiedades y miedos que conlleva (debo ser yo solo, pero bue), pero cuando el crecer se hace notar día a día, se aprecia el valor de lo que un Otro realmente tiene.


No hay comentarios:

Publicar un comentario