martes, 19 de junio de 2012

Volver.

    Cuando se pasa un tiempo en un lugar determinado, con un grupo de personas de ciertas características y encima, uno se divierte con cualquier actividad propuesta, es como que se produce una autoinvitación y se intenta volver constanmente a dicho lugar.
      Grum, una semana antes, había recibido un mail del presidente del centro donde trabajó una vez, para ver si podía resolver una situación con unas computadoras del lugar.
     Luego de su jornada parcial de trabajo, se dirigió al instituto y tocó el timbre.  Abrió el director, saludó al director, pero enseguida vino un ex alumno que lo agarró y lo llevó para donde estaban los demás compañeros.  Cabe destacar, que los adultos eran de características especiales y superaban, en su gran mayoría, los 50 años.
     Cuando entró al salón comedor, se encontraban todos sentados, aletargados por un manto que "asfixiaba" lo vital.   Como ocurría cuando llegaba alguna visita, lentamente comenzaron a levantarse y tratar de buscar a la visita.
     Uno de los alumnos, divisó un instrumento que había traido Grum y le pidió que lo toque.  Rina, al escuchar que vino "su amor" (Dina era TGD, tenía días que no podía vincularse con nada ni nadie y vaya uno a saber porqué, sintió empatía con Grum. Jamás, en los más de 30 años en el centro, había tenido una conducta así), se levantó y poniéndose colorada, comenzó a buscar a Grum para que le toque una "serenata". 
      Luego, tomaron un cd y comenzaron a bailar todos los "chicos" y profesores que se encontraban en el salón. Bailaban, cantaban, algunos "niños/adultos" con características autistas, se remitían a deambular con el resto del grupo.
     Un rato después subió a los pisos superiores para cumplir con lo que le habían pedido, para luego pasar nuevamente al salón comedor y saludar a la gente.
     Cuando se dirigía a la puerta, al darse vuelta, otra vez se repetía la escena inicial, donde todos estaban sentados esperando...


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