domingo, 3 de junio de 2012

Se cayó.

      Todos alguna vez nos hemos caído en la vía pública o en algún lugar muy concurrido.  Parece que en algunas familias, es demasiado común entre todos sus miembros, que ninguno escapa a semejante acto.
     Había sido un incendio muy complicado que había llevado varios días apagarlo.  Una vez que estaba controlado y apagado, el jefe con varios bomberos, deben hacer el peritaje pertinente.  Su hija había ido a verlo, pues no había llegado a la casa hacía un par de días.  
     *Su padre, jefe de los bomberos, invitó a su hija  a pasar al lugar del siniestro para observar las características de lo destruído por el fuego.  A medida que avanzaban, Ern le explicaba cómo era el accionar de la masa calórica y la destrucción que ocasionó.  Jana miraba con cierta admiración a su padre, mientras avanzaba junto a él.
     La fábrica era de grandes dimensiones y su terreno irregular. Ern le aconsejaba a su hija constantemente, que preste atención dónde pisaba y ésta, caminaba con cierta inseguridad. Hasta que una pierna tocó un charquito que parecía pequeño, pero en realidad, tenía medio metro. El grito de Ern se escuchó por toda la fábrica y varios bomberos fueron a socorrer a su jefe.  
    Ern volvió a la casa en silla de ruedas y enyesado hasta la rodilla , acompañado por su hija y varios bomberos que habían participado del operativo.  Tuvo que aguantarse por muuuuucho tiempo las cargadas por hacerse "el banana" con su hija.
     *Cierta tarde noche, Jana volvía de su trabajo y como se encontraba en los últimos metros, apuró su paso. Con tal mala suerte, que pisó una baldosa floja y cayó al piso.  Cuando quiso levantarse, sintió un dolor pronunciado.
     En vez de esperar un rato, como haría todo el mundo, sacó su teléfono celular (recién se estaba haciendo masivo) y llamó a su madre.  Cuando atendió, la obligó a que saliera a la puerta, para que viera dónde estaba.
      Una vez que su madre la divisó, tuvo que ayudarla a levantarse y entrar a la casa para prepararle un hielito para su pie maltrecho. Cabe destacar, que no le pasó nada, solo un pequeño esguince.
     *Era un día lluvioso y Jana volvía de la casa de su profesora de inglés, con un paraguas en su mano derecha y su mochila colgada atrás.  
      Cuando se encontraba a tres cuadras de la casa, se patinó con una baldosa lisa, desplomándose en el piso. La joven  quedó inmóvil boca arriba viendo como le caían las gotas de lluvia en su rostro y el paraguas voló a varios pasos donde se encontraba.
       Un vehículo que circulaba por casualidad, vio el triste espectáculo y frenó para ayudar a la joven. Ésta miró al conductor y su pareja y le dijo - No, estoy bien, ya me levanto. 
      Jana estuvo 15 minutos más en el piso, sin poder levantarse y mojándose por completo, gracias al orgullo que tenemos todos de minimizar las tonterías que nos pasan.



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