miércoles, 13 de junio de 2012

Milagro.

     Hay sucesos que son llamativos, pero cuando se produce un milagro, queda en la memoria del sujeto que lo vivenció, por muuucho, muuuucho tiempo.
    Todas las mañanas se iba a trabajar a la misma hora y en general, se encontraba con las mismas personas.  Cuando cambiaba el horario de la rutina, Grem se topaba con otro grupo de sujetos.   
     Uno de esos días que modificó su horario, se encontró con un hombre que estaba en la esquina de la avenida y sentado en una silla de ruedas.  Grem no vio a nadie junto al hombre, se acercó a éste y le preguntó si deseaba que lo crucen.  El caballero aceptó gustoso y le pidió, si no era demasiada molestia, si lo alcanzaba al Am Pm de la YPF para que pueda comprarse un desayuno. 
     Alcanzó al hombre al lugar indicado y se dirigió a su trabajo como todos los días.  A la semana, se repitió la situación y volvió a acercar al hombre a la estación de servicio.
      Un par de días más tarde, volviendo de su trabajo, se encuentra al mismo hombre sentado con la silla de ruedas por la mano de enfrente y esperando que cambie el semáforo.   Cuando se produce la modificación de señal, el hombre se para de la silla para cruzar la calle llevando él  la silla de ruedas. Utilizando su voz, Grem comenzó a gritarle al señor milagrooooo, milagrroooo, a lo que el hombre respondió con una sonrisa y una saludo con su mano.


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